Meniscos

Menisco

La artroscopia es un procedimiento quirúrgico que se usa en Traumatología y Cirugía Ortopédica para diagnosticar y, al mismo tiempo, en muchas ocasiones tratar, diversos problemas y enfermedades que se localizan en el interior de una articulación. Su uso es habitual desde los años setenta pero, la consideramos aún como una técnica nueva y en continuo avance y expansión.

Lo novedoso de la artroscopia frente a los procedimientos quirúrgicos habituales es que el cirujano puede ver la articulación en su totalidad mediante un instrumento óptimo de pequeño tamaño llamado artroscopio, cuya imagen se recoge por medio de una cámara de televisión tan sólo con una mínima incisión que apenas deja cicatriz en el paciente. El instrumento óptico magnifica la imagen e incorpora una fuente de luz para visualizar la articulación en su totalidad. Es, por tanto, un método muy poco invasivo, que permitirá, en general, acotar los tiempos de ingreso hospitalario (puede darse de alta en el mismo día en muchas ocasiones) y conseguir una recuperación precoz.

Lesión del menisco

El menisco es una estructura de consistencia elástica que se encuentra entre el fémur y la tibia, actuando a modo de amortiguador. Tiene una forma especial de medialuna para que el fémur se acople a la perfección con la tibia. Tenemos 2 meniscos en cada rodilla, uno externo y otro interno.

El mecanismo más frecuente de lesión es por un giro de la rodilla, donde se deja el pie en el suelo y debido a la inercia del movimiento, se gira la rodilla. Por eso, los deportistas de contacto, a la que preveen un contacto, intentan levantar el pie del suelo para evitar este tipo de lesiones ( y otras más graves asociadas a otras estructuras de la rodilla)

Tipos de lesión

El menisco que más frecuentemente se afecta es la parte posterior del menisco interno (cuerno posterior del menisco interno que sale en las resonancias…), pero puede lesionarse cualquier parte, dependiendo del movimiento realizado. Debido a la forma especial de aporte sanguíneo  del menisco, hay 2 tipos de rupturas, las localizadas más centrales (donde no llega sangre y hay que resecar la lesión, ya que no cicatriza) y las localizadas más periféricas (donde sí llega aporte sanguíneo y es posible suturarlas y conservarlas).

Cuando se rompe ‘todo el menisco’ y hay que resecarlo, la presión entre fémur y tibia aumenta hasta un 300 %, con el consiguiente desgaste del cartílago a medio plazo y la consiguiente artrosis precoz. Es por esto que, siempre que sea posible, hay que intentar conservar el menisco y suturarlo. Actualmente puede realizarse la sutura del menisco mediante artroscopia sin problemas, permitiendo conservar el ‘amortiguador’ natural de la rodilla.

Consecuencias de la extracción

Todo depende de la cantidad y sobretodo de la zona de menisco roto y resecado, a más menisco resecado, más posibilidad de secuelas a medio y largo plazo. Si al cabo de los años, hay dolor y limitaciones, debido al desgaste del cartílago, hay otras opciones de tratamiento: desde el sustituto meniscal con implantes de colágeno artificial o el trasplante de menisco con injertos de donante. También existen novedosos tratamientos para las lesiones focales del cartílago, que podeis consultar en el apartado de cartílago.

Sin duda alguna, siempre que se pueda hay que REPARAR EL MENISCO. (Save the meniscus¡¡). Las lesiones que se producen en la periferia del menisco tienen capacidad de cicatrización por el aporte sanguíneo que les llega y hay que intentar SIEMPRE coserlas. En cambio las lesiones que se producen en la parte más central del menisco, no tienen capacidad de cicatrización y hay que acabar quitándolas.  Si podemos conservar el 100% del menisco evitaremos las secuelas a largo plazo debido a la falta de “amortiguación” que el menisco produce. Pero, repito, todo esto depende del tipo de lesión que se haya producido el paciente, no de la capacidad técnica que tengamos para repararlo o no.
Actualmente con la artroscopia podemos realizar todo este tipo de reparaciones sin ningún tipo de complicación, con todas las ventajas que supone ésta técnica (menor dolor, recuperación más rápida, menos cicatriz….)

Podeis encontrar información actualizada sobre este tema en mi blog de Barnaclinic.

Consecuencias lesión menisco

Ventajas de los procedimientos artroscópicos

La principal ventaja para el paciente radica en la necesidad de incisiones muy pequeñas que generalmente conllevan una menor estancia hospitalaria y una más rápida recuperación. Muchos de ellos pueden abandonar el centro quirúrgico el mismo día de la operación. Además, las pequeñas incisiones ofrecen la posibilidad de obtener un resultado estético más apetecible, sobre todo en zonas expuestas del cuerpo. Sin embargo, recordaremos e insistiremos de nuevo en el hecho de que los pacientes que se sometan a cirugía artroscópica pueden tener diagnósticos muy diferentes y condiciones particulares previas que condicionarán su estancia en el hospital y su tiempo global de recuperación.

¿Cómo y quién lleva a cabo la artroscopia?

Debemos tener en cuenta que, aunque mucho menos invasivo, la artroscopia es un procedimiento quirúrgico como cualquier otro y, por tanto, debe ser desarrollado sólo por cirujanos especialistas en Traumatología y Cirugía Ortopédica. Durante una artroscopia pueden surgir problemas imprevistos o la necesidad de abrir la articulación si resulta imposible resolver el problema mediante las pequeñas incisiones. En estos momentos, sólo un cirujano que, además de la artroscopia, domine el resto de las técnicas quirúrgicas de la especialidad, podrá llevar a buen término la intervención.

Además, una correcta artroscopia debe realizarse en un ambiente estéril de quirófano. Antes de iniciar la operación se aplica anestesia, que, según la articulación a operar, podrá ser local, regional, espinal o general. Su cirujano y anestesiólogo se encargarán de recomendar lo más apropiado en función del caso.

Se realizan pequeñas incisiones del tamaño de un ojal de botón para insertar el artroscopio y acceder al interior de la articulación introduciendo a través de ellas el artroscopio y el instrumental apropiado según el caso. Toda la operación es visualizada por el cirujano (y por el paciente, si es que lo desea y no está bajo anestesia general) en un receptor de televisión. Además, si se dispone de un aparato de video, el cirujano puede grabar cuantas imágenes desee.

Una vez finalizada la intervención, se cierran las pequeñas incisiones y se aplica un vendaje salvo en casos que precisen inmovilización por algún motivo.

¿Cómo y quién lleva a cabo la artroscopia?

La mayoría de los procedimientos de artroscopia no precisan más de 1 dia de ingreso hospitalario. Antes del alta, el paciente debe recibir instrucciones sobre medicaciones y comportamientos a evitar. Si durante el postoperatorio apareciese fiebre, dolor excesivo o drenaje de líquido desde la herida, se deberá contactar de nuevo con el médico.

Debe tenerse en cuenta que el tiempo de recuperación es distinto para cada paciente y no debemos compararnos con amigos o conocidos que se hayan sometido a intervenciones similares. Cada paciente es distinto y ninguna artroscopia es igual. Ocasionalmente, durante el transcurso de la operación, el cirujano puede descubrir enfermedades o defectos que precisan de una cirugía más amplia que requiera abrir la articulación y que puede ser realizada en el mismo acto quirúrgico o bien, si la situación lo requiere, en un segundo tiempo.

Posibles complicaciones

Desafortunadamente, y a pesar de tratarse de un método de mínima invasión, la artroscopia, como cualquier técnica quirúrgica, no está exenta de complicaciones. Aunque su incidencia es realmente pequeña, ocasionalmente y a pesar de realizar una adecuada profilaxis, pueden aparecer infecciones, flebitis (inflamaciones venosas), excesiva inflamación o sangrado y daño en los pequeños vasos y nervios cercanos a la zona operada, así como otros reflejados en el consentimiento informado. A ello, hay que añadir los que pueden derivar de la anestesia en sí.