Debemos tener en cuenta que, aunque mucho menos invasivo, la artroscopia es un procedimiento quirúrgico como cualquier otro y, por tanto, debe ser desarrollado sólo por cirujanos especialistas en Traumatología y Cirugía Ortopédica. Durante una artroscopia pueden surgir problemas imprevistos o la necesidad de abrir la articulación si resulta imposible resolver el problema mediante las pequeñas incisiones. En estos momentos, sólo un cirujano que, además de la artroscopia, domine el resto de las técnicas quirúrgicas de la especialidad, podrá llevar a buen término la intervención.
Además, una correcta artroscopia debe realizarse en un ambiente estéril de quirófano. Antes de iniciar la operación se aplica anestesia, que, según la articulación a operar, podrá ser local, regional, espinal o general. Su cirujano y anestesiólogo se encargarán de recomendar lo más apropiado en función del caso.
Se realizan pequeñas incisiones del tamaño de un ojal de botón para insertar el artroscopio y acceder al interior de la articulación introduciendo a través de ellas el artroscopio y el instrumental apropiado según el caso. Toda la operación es visualizada por el cirujano (y por el paciente, si es que lo desea y no está bajo anestesia general) en un receptor de televisión. Además, si se dispone de un aparato de video, el cirujano puede grabar cuantas imágenes desee.
Una vez finalizada la intervención, se cierran las pequeñas incisiones y se aplica un vendaje salvo en casos que precisen inmovilización por algún motivo.
La mayoría de los procedimientos de artroscopia no precisan más de 1 dia de ingreso hospitalario. Antes del alta, el paciente debe recibir instrucciones sobre medicaciones y comportamientos a evitar. Si durante el postoperatorio apareciese fiebre, dolor excesivo o drenaje de líquido desde la herida, se deberá contactar de nuevo con el médico.
Debe tenerse en cuenta que el tiempo de recuperación es distinto para cada paciente y no debemos compararnos con amigos o conocidos que se hayan sometido a intervenciones similares. Cada paciente es distinto y ninguna artroscopia es igual. Ocasionalmente, durante el transcurso de la operación, el cirujano puede descubrir enfermedades o defectos que precisan de una cirugía más amplia que requiera abrir la articulación y que puede ser realizada en el mismo acto quirúrgico o bien, si la situación lo requiere, en un segundo tiempo.